Este sello que no es que
sea una gran maravilla filatélicamente hablando, pero que a mi me gusta mucho,
porque reúne 3 obras de 3 de mis artistas preferidos, Velázquez, Rubens, Miguel
Ángel, por ello quiero dedicarle esta entrada.
En el año 2000 se cumplía
el Bimilenario del Nacimiento de Cristo, por ello muchos países, en sus series
anuales de navidad emitieron sellos para conmemorar que Jesús cumplía 2000
años.
Guinea Ecuatorial en el
año 1999 emitió un tríptico formado por los sellos que representa el Cristo
Crucificado de Velázquez, la Adoración de los Magos de Rubens, y la Sagrada
Familia o Tondo Doni de Miguel Ángel, al ser tres obras
emblemáticas de la historia universal del arte, voy a dedicarles una entrada
cada una.
Hoy hablaremos del Cristo
Crucificado de Velázquez representado en el sello superior
Es una de las obras más
famosas de Velázquez fue pintado hacia el 1631 -1635 y es un óleo sobre lienzo.
El cuadro se encuentra en el Museo del Prado de Madrid.
Cristo frontal y
crucificado sobre 4 clavos, con la cabeza inclinada, que destaca sobre un fondo
verdoso. Velázquez no incluye ninguna alusión al paisaje de Gólgota.
La figura de Cristo parece
una escultura, y recuerda un cuerpo real, que acaba de fallecer, sereno. Ha
rehuido de la grandiosidad típica de Miguel Ángel, y de las representaciones
tan dramáticas del mundo gótico, con mucha acumulación de sangre y heridas.
Solo se percibe unos
tenues hilos de sangre manando de las manos y de los pies y resbalando por la
madera de la cruz, en el costado, y en la corona de espinas que salpica la frente, la boca y parte del pecho.
También destaca la
representación de 4 clavos y no de 3 que es lo usual en este tipo de
representaciones de crucificados. Esto es motivado por la influencia de su
maestro y de su suegro, Pacheco, que defendía que había que representar 4
clavos basándose en una representación de Durero. Zurbaran y Cano en algunas de
sus representaciones también usan los 4 clavos.
La fecha de la obra se
desconoce con exactitud pero esta fechado entre el 1631 al 1635, con el viaje a
Italia muy reciente. Procede de la sacristía del Convento de San Placido en
Madrid.
Una leyenda cuenta que
Felipe IV intento seducir a una novicia, frustrado por la decisión de la
novicia de aparentar su muerte en su celda con flores y cirios. El Rey mandaría
pintar este cuadro como símbolo de arrepentimiento.
Otros consideran que sería
mandado pintar por el protonotario don Jerónimo de Villanueva, para San
Plácido, como acto de desagravio por las injurias que había recibido un
crucifijo en casa de unos judíos portugueses en 1630.
Las obras de Velázquez han
sido muy representadas en los sellos mundiales si quieres conocer los sellos
españoles que representan cuadros de Velázquez puedes pinchar aquí.
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